viernes, 25 de enero de 2008

Tuning

Usted sabe como yo que lo del Año Nuevo, vida nueva, es –para qué nos vamos a engañar- una milonga. Vamos que, atados como estamos a una hipoteca y a una nómina, como mucho podemos darle un lavado de cara a nuestra existencia; para que me entienda, “tunearla”.
En vez de una reforma de rompe y rasga haremos como hemos hecho siempre: chapa y pintura, lavar y marcar; las puntas; ingles y axilas para ir tirando.
Por eso, paciente lector-a, no se me duerma en los laureles porque ya han empezado a anunciar por la tele los primeros coleccionables. No se me pierda el primer CD de música clásica, el primer volumen de ERREBEA, porque usted, y yo, debemos plantearnos una meta, un objetivo a medio plazo. Hágale caso a su televisor: pula ese inglés o construya una exquisita réplica de una Harley Davidson. Algo que se pueda dosificar en entregas, en etapas, en pedazos.
Algo que le haga sentirse constante y que pueda abandonar, sin que le deje mala conciencia, al de un par de meses.

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